El continente africano enfrenta una nueva y alarmante realidad con el resurgimiento de la viruela del mono, ahora conocida como mpox. Lo que resulta más inquietante es la aparición de una nueva cepa del virus, identificada en la República Democrática del Congo (RDC) en septiembre de 2023. Denominada «clado Ib», esta variante es notablemente más mortal y transmisible que las anteriores, lo que ha llevado a un aumento significativo de casos y muertes. Con 16.800 casos sospechosos o confirmados, la RDC se ha convertido en el epicentro de esta epidemia, registrando más de 500 muertes en lo que va del año. Este resurgimiento de mpox en África, que ya ha superado el número total de casos registrados en 2023, es una llamada de atención para el resto del mundo. No se trata solo de un problema regional; las primeras señales de su propagación fuera de África ya han aparecido, con casos detectados en Suecia y Pakistán. Este panorama alarmante ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a declarar una emergencia de salud pública de alcance internacional, el nivel más alto de alerta sanitaria. El mpox no es una enfermedad nueva; se descubrió por primera vez en humanos en 1970 en lo que hoy es la RDC. Sin embargo, la mutación del virus hacia cepas más peligrosas, como el «clado Ib», plantea nuevos desafíos. Esta variante provoca erupciones cutáneas en todo el cuerpo, a diferencia de las cepas anteriores que se caracterizaban por lesiones localizadas en la boca, la cara o los genitales. La situación en África es preocupante, pero también es un recordatorio de la interconexión global en temas de salud. En un mundo cada vez más conectado, un brote en un rincón del planeta puede transformarse rápidamente en una amenaza mundial. La pregunta que debemos hacernos...
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